SUBASTAS DE ARTE LATINOAMERICANO EN NUEVA YORK
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Subastas de arte latinoamericano en Nueva York: Sotheby’s y Philips
La presencia de arte argentino (Parte II)
Noviembre de 2016
La casa de remates Sotheby’s es la última en rematar el día 22 de noviembre por la noche, y es usual que a esa hora reserven los lotes más importantes. La venta tiene 234 lotes de los cuales 16 son de artistas argentinos, algunos con carrera hecha en el exterior o sea, más universales que argentinos como es el caso de Asís, Tomasello o Seguí. En el segmento de la noche en donde se ofrece un retrato de Frida Kahlo de niña con collar verde y un Diego Rivera de su época de estudiante en España, hay tres lotes de artistas argentinos: Pettoruti, Ferrari y Kuitca.
El Pettoruti, La Copa azul, es un bellísimo óleo de 1939 de buen tamaño con base de 125 mil dólares, una oportunidad rara para conseguir obra de este artista que generalmente escasea. Le sigue una escultura alta de acero inoxidable de León Ferrari del año 1981 con la misma base, ya que tampoco es común encontrar obra disponible de estos años. Finalmente un óleo de Guillermo Kuitca,Sin títuloque corresponde a la Nuefert Suite, de grandes dimensiones del año 1998 con una base de 100 mil dólares vendido por su galería neoyorquina en 1999. Las tres obras tienen grandes oportunidades de venderse bien aunque el óleo de Pettoruti es claramente una obra para el mercado local mientras que los compradores de Kuitca o Ferrari pueden venir de otras regiones del planeta.
En la venta de la mañana siguiente se ofrecen un muy buen Quinquela Martín, tanto por su tamaño como por su año, con una base de 70 mil dólares, dos Tomasellos, uno del ’75 y otro del ’67 con bases de 40 y 25 mil respectivamente, y un Segui del año 1973, Paisaje con San Bernardo de carbonilla y pastel, para recomendar con una atractiva base de 18 mil dólares. De los abstractos, tanto la obra de Asís como la de Sakai (ambas ejecutadas en el exterior) presentan una buena oportunidad de compra. El resto de los lotes argentinos son estándares salvo una obra de Fabián Marcaccio, el rosarino que vive en EEUU, cinco paneles con una base de 20 mil dólares de sus “paintant”.
Philips hace ya unos años que sumó arte latinoamericano a sus remates, aunque un poco más enfocado a lo contemporáneo, que es su fuerte. De los 105 lotes que ofrecen, hay varios del modernismo mexicano y cubano y la alta oferta de artistas brasileños contrasta con la poca presencia de los argentinos que suman 12. Se destacan también aquí, dos Kuitcas de los años ’80 que salieron a subasta hace ya años en Christie´s y vuelven al ruedo con 60 mil y 10 mil dólares de base, y otra escultura de metal de León Ferrari más pequeña del año ’78 con una base de 40 mil dólares. Un óleo de Julio Le Parc de 1979 que viene de una colección de Caracas, y unaVibration Colorde Antonio Asís salen con una base de 20 mil dólares y una placa de acrílico de Polesello del ’67 que ya se ofreció en dos remates de Nueva York, con una base de 30 mil. Hay en oferta un gofrado de Berni con una base muy atractiva de 5 mil dólares, dos Ferraris de los años 2004 y 2005 con bases de 20 mil, y un lote de Víctor Grippo, un artista argentino que no ha visto sus precios refrendados en remates públicos con base de 40 mil dólares. La obra de Grippo es del año 2000 y fue originalmente comprada a la galería Ruth Benzacar. Termina la oferta conMale Nipples Hermès Handbags, Kelly (from the series 'Human Furriery')una cartera de Nicola Costantino de la serie de la piel humana del año 2006 con un estimado entre 5 y 7 mil dólares, una buena ocasión para adquirir obra de una artista que juega con los límites del arte.
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Prefacio
ResponderEliminarJacques Lassaigne
En los distintos períodos de la obra de Pettoruti, encuentro una notable unidad, ya sea en Europa (Florencia, Roma y París - 1914 a 1924 -), en Argentina (1924 a 1952), en Italia o una vez más en París desde 1952. Su trabajo se desarrolló a un ritmo intenso, en amplios sectores de búsqueda coherente, con llamados constantes y prolongaciones lógicas. Pettoruti siempre permaneció fiel así mismo, tal como se definiera desde el primer momento. Fue un espíritu lúcido, sabio y reflexivo, un constructor poderoso, con una forma permanente de ver y decir.
Se mantuvo en contacto con los principales movimientos teóricos que marcaron varias décadas de éste siglo: futurismo, cubismo, abstracción. Pero avanzó en forma paralela, personal, sin plegarse jamás a una visión en común, sin hacer concesiones. En sus comienzos se preocupó por definir una dinámica de las formas, pero su interés por representar las deformaciones sucesivas del objeto fue menor que la representación del movimiento en sí y del ritmo. En éste sentido se distingue totalmente de sus primeros colegas italianos futuristas. Por ejemplo cuando Balla yuxtapone como en el cine los estados sucesivos de una pierna en marcha, Pettoruti intenta definir una curva que sintetice éstas diferentes etapas. Se abstrae de toda figuración para otorgar un significado emocional y vivo a las formas geométricas. Propone de éste modo un verdadero lenguaje plástico en términos de figuras y colores. Los círculos y los ángulos se organizan sobre ejes precisos, por momentos se hunden sobre sí mismos como sobre un ojo profundo, o se transforman en flechas agudas dirigidas hacia un blanco externo. Sus fuerzas ascendentes o descendentes toman un valor benéfico o maléfico. Los colores parecen concebidos para abolir toda margen de incertidumbre. Poseen la densidad o el brillo del esmalte; sus propios matices se inscriben en la escala de la conciencia. Tanto por su técnica como por su espíritu. El pintor se emparenta con los constructores del Renacimiento.
Cuando acepta utilizar los elementos de lo real y parece acercarse a la experiencia cubista final de los papeles colados y de las deformaciones planas de 1917 (Gris, Picasso, Herbin) Pettoruti combina dicha visión un tanto decorativa, con un sentido del espacio totalmente metafísico. Entre las superficies vencidas donde los objetos se alinean por altura, abre ángulos de perspectivas profundas, generadores de lo insólito y del ocultamiento.
El objeto o el personaje se representan con su entorno, su aura, su acompañamiento particular, con las fuerzas que se desprenden de ellas y le arman una defensa. Este entorno, por una suerte de transposición fundamental, en la base sólida, la roca sobre la cual se recorta el perfil del sujeto cuya silueta desbordada adquiere una postura formidable. Es esencial para mis ojos, la serie de los Soles Solidificados en la cual el foco de luz se concentra en piedra angular y llama sobre sí a sus rayos.
Nada más interesante que reconocer el uso de ésta segunda visión en las pinturas de la serie de los Arlequines iniciada en 1925 y afirmada poco a poco sobre sus propias raíces. En éstas figuras, la sombra alcanzada y la prolongación espiritual se funden para engendrar un solo cuerpo compacto, rígido, hierático, tan alejado del pretexto original como de cualquier representación simbólica. El tema se desarrolla, se profundiza, se desdobla , como si la pintura, magnética, emitiera ondas concéntricas al propagarse.
En este blog, el 1 de octubre de 2013