GIOVANNI DOMENICO TIEPOLO Y SUS POLICHINELAS
Giovanni Domenico Tiepolo
Giovanni Domenico Tiepolo | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 30 de agosto de 1727 Venecia, Italia | |
Fallecimiento | 3 de marzo de 1804 (76 años) Venecia, Italia | |
Nacionalidad | Italiana | |
Familia | ||
Padres | Giovanni Battista Tiepolo Maria Cecilia Guardi Tiepolo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Pintor y grabador | |
Género | Escena de género | |
Firma | ||
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Giovanni Domenico (o Giandomenico) Tiepolo (Venecia, 30 de agosto de 1727 – Venecia, 3 de marzo de 1804) es un pintor y grabador italiano, hijo mayor del famosísimo Giambattista Tiepolo y hermano del también pintor Lorenzo Tiepolo. Se le considera un maestro de transición entre el rococó y el siglo XIX, y ejerció influencia sobre el joven Goya.
Carrera[editar]
Al igual que Lorenzo, se formó con su padre Giambattista y ambos hermanos colaboraron en el taller familiar, mayormente completando encargos del padre. Al tener que producir obras con una estética homogénea, apenas manifestaron un estilo propio hasta que Tiepolo padre falleció.
Giovanni Domenico fue un artista precoz, y ya con 13 años era el principal ayudante del taller. Su tarea principal era repetir en gran formato los diseños que su padre esbozaba, aunque ya a los 20 años (1747-49) realizó por sí solo un importante ciclo del Via Crucis, catorce pinturas para el oratorio de San Polo de Venecia, donde aún se conservan. Estas imágenes las repitió en aguafuertes, que se publicaron en 1749 junto con una portada original y una dedicatoria (16 planchas en total).
En 1751-53, Giandomenico acompañó a su padre Giambattista decorando la famosa bóveda de las escaleras de la Residencia de Wurzburgo (Alemania), y en 1757 colaboró en los trabajos en la Villa Valmarana de Vicenza. En 1762 acompañó a su padre, junto con Lorenzo, en su viaje a Madrid para trabajar al servicio de Carlos III de España. Los tres Tiepolo trabajaron en equipo decorando diversos salones del Palacio Real de Madrid, y de esa época apenas se conoce una pintura enteramente debida a Giovanni Domenico: La conquista del Vellocino de Oro (Palacio Real de La Granja).
La estancia de los Tiepolo en España no fue del todo exitosa, pues el nuevo estilo neoclásico ganaba terreno, liderado por Mengs, y personajes influyentes en la Corte (como Joaquín de Eleta, confesor de Carlos III) intervinieron para arrinconarles. Un retablo de varias pinturas realizado por los Tiepolo para el Convento de San Pascual (Aranjuez) fue desmontado y maltratado, y el viejo Giambattista falleció en 1770 en medio de críticas al rococó que él representaba. Algunas de las partes de dicho retablo (como una famosa Inmaculada) se conservan ahora en el Museo del Prado.
Tras la muerte del padre, Giandomenico regresó a Venecia, mientras que Lorenzo prefirió quedarse en Madrid, donde murió pocos años después.
De manera algo sorprendente, el estilo de Giandomenico dio un vuelco hacia 1785. Dejó un tanto de lado los temas religiosos y mitológicos habituales en su padre, y se volcó en asuntos profanos, cotidianos. Produjo 104 bocetos sobre Polichinela (el payaso deforme de la Comedia del arte) pensados como Entretenimientos para los Niños, y el mismo personaje reaparece en los frescos que Giandomenico pintó en la casa familiar de los Tiepolo en Zianigo, cerca de Venecia. Tales murales fueron arrancados hacia 1906 y se conservan actualmente en el palacio de Ca' Rezzonico. El joven Goya hubo de conocer este tipo de obras, posiblemente durante su viaje juvenil a Italia.
En sus últimas obras, parece que Giandomenico refrenó su técnica rococó, colorista y de pincelada suelta, para delinear más las figuras. Su interés por los comediantes, charlatanes y demás personajes callejeros se mantuvo.
Aparte de su actividad pictórica, produjo bastantes grabados en aguafuerte. Además del citado Via Crucis, reprodujo varias pinturas de su padre y grabó una serie de veinte variantes sobre el tema de La huida a Egipto.
Giandomenico Tiepolo cuenta con una relevante presencia en museos españoles. El Museo del Prado posee un Via Crucis completo (1772), pintado en Venecia para la iglesia de San Felipe Neri de Madrid. El MNAC de Barcelona posee, gracias al legado de Francesc Cambó, los cuadros El charlatán y El minué, temas que Giandomenico trató repetidas veces. Otras dos pinturas de similar formato (El charlatán y El mundo nuevo) fueron donadas al Prado en 2002 por una aristócrata madrileña, la marquesa de Balboa, si bien a condición de mantenerlas en usufructo vitalicio, ingresando en el museo tras su fallecimiento en 2009. Luego han figurado en diversas exposiciones, como La belleza encerrada y una muestra de arte italiano enviada a Australia en 2014. También el Museo Thyssen-Bornemisza cuenta con un ejemplo de este artista: La expulsión de los mercaderes del templo (h. 1752) [1].
Otras instituciones que cuentan con obras suyas son el Museo de arte de Cleveland, el Instituto de Arte de Minneapolis, la National Gallery de Londres, la Pinacoteca de Brera de Milán y el Victoria and Albert Museum de Londres.
Martha19 de julio de 2016, 14:50
ResponderEliminarEn este blog el 23 de abril de 2013 y el 5 fr agosto de 2015-
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Martha19 de julio de 2016, 14:54
Pintor italiano nacido en Bolonia, cuyo verdadero nombre era Domenico Zampieri. Fue discípulo de Ludovico Carracci en la Academia degli Incaminati de su ciudad natal y en 1602 trabajó con el sobrino de Ludovico, Annibale Carracci, en los frescos de la galería del palacio Farnesio en Roma. A partir de entonces Domenichino pintó frescos y paneles para diferentes iglesias y palacios de Roma y Nápoles. Las obras de su primera época, como La última comunión de san Jerónimo (1614, Vaticano, Roma), y La cacería de Diana (1616, Galería Borghese, Roma) son muy clásicas en su cuidada organización espacial. Su obra posterior, inspirada por Correggio y Miguel Ángel y caracterizada por la plasmación del movimiento y los escorzos de gran dramatismo, es más barroca. Ejemplo de ello son los frescos que pintó para la capilla de San Jenaro (1631-1634, 1635-1641), en la catedral de Nápoles. Los paisajes clásicos de Domenichino sirvieron de influencia a los pintados por el artista francés Claudio de Lorena. En el Museo del Prado, Madrid, se conservan, entre otras, El sacrificio de Abraham (1628) y Aparición de los ángeles a san Jerónimo. © M.E.
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El personaje del Polichinela es de origen y etimología incierta. Unos lo hacen derivar de 'pulcino (polluelo), o de 'pulce' (pulga), otros lo asocian al actor Silvio Fiorillo como su inventor y otros al actor y comediante napolitano Paolo Cinelli en el siglo XVI quien lo llevó a la fama en la llamada Commedia dell' arte.
ResponderEliminarDicha comedia es un tipo de teatro popular que incorpora elementos teatrales del Renacimiento donde no faltan alusiones carnavalescas en su vestuario dentro de una trama sencilla y donde los actores adquieren un mayor protagonismo que la propia acción, pues amplifican e improvisan gestos y situaciones en su afán de conectar fácilmente con el público.
Esta tradición de comedia burlesca lleva aparejada un vestuario extravagante donde los personajes como el arlequín, con su vestimenta de parches en forma de rombos y el antifaz o tricornio en la cabeza, nos resultan ahora tan conocidos por las series dedicadas a ellos por Picasso.
Los personajes del Arlequín, Polichinela, Brighella, Pedrolino, etc. solían ejercer el papel de criados o sirvientes pobres y ambiciosos (los llamados 'zannis'), todos ellos con características propias aunque con ciertos elementos comunes y que por lo general solía meterse en líos y acabar de mala manera.
La evolución del criado, entendido como personaje teatral, arranca del teatro clásico romano, pasando por la Comedia del arte italiana, el teatro castellano con personajes como el pastor bobo o el rústico urbano y en los Siglos de Oro con el personaje del gracioso.
El polichinela suele representarse como un viejo solterón, egoista y glotón, de carácter irónico y cruel, atormentado a causa de su joroba y que trata de tomar venganza por su defecto físico vengándose de los demás ante cualquier ocasión. Se le representa también vestido de blanco y con un gorro puntiagudo, con barbilla prominente, nariz ganchuda y portador de un garrote u otro instrumento ofensivo.
Esta estructura o modelo teatral se ha mantenido en su forma clásica hasta bien avanzado el siglo XIX, aunque se ha retomado con fuerza en el siglo XX en el llamado teatro completo o total donde la improvisación, los títeres, guiñoles y marionetas, así como el ritmo y el contacto directo con el público han cobrado un renacido protagonismo.
Valle Inclán fue deudor de la Commedia dell’arte y del uso de las máscaras en La marquesa Rosalinda (1912), entre otras obras. Lorca, a su vez, tan atento siempre a lo popular, rescata esos teatros de títeres y costumbres rurales en su intento de renovar un teatro anquilosado. En Los títeres de cachiporra (1928) y en El retablillo de don Cristobal (1930) recoge y amplifica los recursos de los teatros de títeres que ya triunfaron en la Sevilla del siglo XVI por actores italianos.
El éxito del Polichinela como títere obedece en gran manera al uso de la cachiporra. De tal forma que el personaje se inserta en la tradición española como prototipo. En España Polichinela será bautizado como Cristobaldo, Cristobita, Cristobalón o Cristobilla. Lorca, en los títeres de la cachiporra o en el Retablillo recoge esa tradición y dota al personaje de don Cristobal Polichinela con el simbolismo de un ser primario que busca el placer sin sentimientos y con y el uso de la cachiporra como elemento disuasorio ante aquellos que no le otorgan la razón.
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