REDESCUBREN UNA OBRA MAESTRA DE GIOTTO
Redescubren una obra maestra de Giotto
Tras casi una década de trabajos de limpieza y restauración, los especialistas atribuyen al maestro italiano un crucifijo hallado en la iglesia de Todos los Santos de Florencia
Para un joven conservador de arte enamorado de la pintura italiana no puede haber mayor emoción que la oportunidad de trabajar con el arte florentino. Pero tener la suerte de pasar cada día durante más de cinco años restaurando uno de los mayores tesoros culturales perdidos de Italia es, sin duda, una oportunidad única en la vida.
THE GUARDIAN
Anna-Marie Hilling, de 33 años, no sólo ha cumplido su sueño al convertirse en uno de los pocos restauradores que trabajan con una cruz de madera pintada a comienzos del siglo XIV, sino que ha ayudado a demostrar al mundo que este "Crucifijo de Todos los Santos" es obra del maestro del Trecento Giotto (Colle di Vespignano, 1267-Florencia, 1337), informa hoy el diario británico "The Guardian".
En los próximos días, y ya totalmente restaurada, la cruz, de cinco metros de altura, dejará el taller donde Hilling y su equipo han trabajado estos años para instalarse de nuevo en la iglesia de Todos los Santos de Florencia, donde fue descubierta. Hasta ahora se creía que esta obra maestra salió de las manos de uno de los discípulos de Giotto.
"Tras limpiar minuciosamente la obra durante los últimos años, Hilling y los otros cuatro miembros del equipo de restauración tuvieron sospechas de que el crucifijo podía ser un verdadero giotto. A continuación le hicieron unos estudios técnicos, que incluían infrarrojos y rayos X, que se realizaron el año pasado en un laboratorio florentino. Y fue allí donde obtuvieron la prueba irrefutable: aparecieron a sus ojos bocetos preparatorios bajo la pintura, lo que permitió a los especialistas atribuir la obra a Giotto. Se cree que el crucifijo fue pintado por Giotto unos 20 años después de que terminara su crucifijo de la iglesia de Santa Maria Novella de Florencia.
Estructura apuntalada
Estaba ubicado originalmente en el transepto de la iglesia de Todos los Santos. Marco Ciatti y Frosinini Cecilia, restauradores que trabajan con Hilling es este proyecto, explicaron que ha sido necesaria casi una década para limpiar y restaurar el crucifijo debido a su mal estado de conservación. La estructura tuvo que ser apuntalada.
La restauración del crucifijo fue iniciada por Paola Bracco en 2002. La majestuosa témpera sobre panel realizada por Giotto y su taller en torno a 1310-1320 fue desgraciadamente descuidada durante siglos. Se mantuvo en la sacristía de la iglesia, por lo que muy poca gente tuvo oportunidad de ver esta obra maestra. Sus maravillosos detalles habían quedado ocultos durante siglos bajo una gruesa capa de suciedad.
El crucifijo de Giotto volverá a la iglesia de Todos los Santos la próxima semana. La presentación oficial tendrá lugar el 6 de noviembre. El crucifijo se colocará en el transepto de la iglesia, y ya no en la sacristía, para que todos puedan apreciar su belleza. Entre las grandes joyas de Giotto, destacan sus trabajos en la Capilla de los Scrovegni, en Padua, y los frescos que hizo en la Basílica de San Francisco de Asís, la mayoría de los cuales fueron destruidos durante el terremoto que asoló la ciudad en 1997.
www.abc.es / 2010
Esta versión procede de un comentarista anónimo de la Divina Comedia, que escribió hacia 1395
ResponderEliminarVolver arriba ↑ Giotto es el protagonista de uno de los relatos (el quinto, concretamente) narrados en la sexta jornada del Decamerón. El juicio encomiástico que el pintor le merece a Boccaccio es digno de mención. Según él, Giotto "tuvo un ingenio tan excelente que nada ofrece la naturaleza [...] que él con el estilo y la pluma o con el pincel no lo pintase tan semejante a ésta que parecía no ya semejante sino incluso ella misma" y "había dado esplendor a ese arte [la pintura], que durante muchos siglos había estado sepultado bajo los errores de algunos que habían pintado más para deleitar los ojos de los ignorantes que para complacer al intelecto de los sabios" (Boccaccio, Decamerón. Traducción de María Hernández Esteban. Cátedra, Madrid, 2005, pp. 709-710).
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