Quevedo 1580- 1645 AGUJA PARA NAVEGAR CULTOS La aguja de navegar cultos con la receta para hacer soledades en un día de 1631. Satírica embestida contra los poetas que usan el lenguaje Gongoriano o culterano. Quien quisiera ser culto en un solo día La jeri aprenderá gonza siguiente: fulgores arrogar jóven presidente candor construye métrica armónica; por mucho, si no purpuracía neutralidad conculco;erige mente, pulso,estento,librar adolescente, señas, traslada, pira frustra arpía; cede, impide cisura petulante palestra, libia, meta, argento alterna, si bien disuelve émulo canoro. Use mucho de líquido y de errante, su poco de nocturno y de caverna, anden listos livor, adunco y poro, Que ya toda Castills, con solo esta cartilla se abrasa de poetas babilosos, escribiendo sonetos con fusiones; y en la Mancha, pastores y gañasos, atestadas de ajos las barrigas, hacen ya cultedades como migas. Quiero quedar bien con Quevedo. Puede darse cuenta ¡
Las Sinfonías de París son un conjunto de seis sinfonías escritas por Joseph Haydn e interpretadas en el Concert Spirituel, el Concert de la Loge Olympique (en francés, Concierto de la Logia Olímpica) y el Concert de Amateurs (en francés, Concierto de aficionados) en París.
ResponderEliminarLas sinfonías son:
Sinfonía n.º 82 en do mayor, El Oso (1786).
Sinfonía n.º 83 en sol menor, La Poule («La gallina») (1785).
Sinfonía n.º 84 en mi bemol mayor, In nomine Domini (1786).
Sinfonía n.º 85 en si bemol mayor, La Reine («La Reina») (1785).
Sinfonía n.º 86 en re mayor (1786).
Sinfonía n.º 87 en la mayor (1785).
Historia[editar]
El público parisino estaba bastante familiarizado con las sinfonías de Haydn, las cuales habían sido publicadas en París desde 1764. H. C. Robbins Landon, musicólogo y especialista en la vida y la obra de Haydn, escribe lo siguiente:
A lo largo de los primeros años de la década de 1780, las sinfonías de Haydn fueron interpretadas en los numerosos conciertos parisinos con un éxito invariable, y numerosas editoriales -entre ellas, Guera in Lyon, Siber, Boyer, Le Duc y Imbault en París, etc.- hicieron pública cada nueva obra sinfónica de Haydn tan pronto como lograban una copia.1
La obra se compuso para una gran orquesta parisina, conocida como «Le Concert de la loge 'Olympique'» (Orquesta de la Logia Olímpica). Esta organización estaba compuesta tanto por profesionales como por hábiles aficionados, configurando una plantilla que incluía cuarenta violines y diez contrabajos, una orquesta de extraordinarias dimensiones para la época (el propio conjunto de Haydn en Eszterháza nunca tuvo una plantilla que superase los veinticinco integrantes).2 De acuerdo con Robbins Landon, «los músicos vestían espléndidos trajes azul cielo con elaborados volantes, y espadas en los costados». La orquesta tocaba en un amplio teatro, en los que las interpretaciones eran patrocinadas por la realeza, incluida la reina Maria Antonieta, a quien agradaba especialmente la Sinfonía n.º 85, dando lugar al sobrenombre de la misma («La Reina»).
El responsable individual del encargo de las sinfonías a Haydn fue Claude-François-Marie Rigolet, conde d'Ogny (1757-1790), un aristócrata que a la sazón tenía unos veinte años de edad. El conde, que ostentaba el cargo de «Intendant Général des Postes» (en francés, «Intendente General del Correo»), creció en un ambiente muy musical, en el que su padre llevaba una amplia colección de partituras manuscritas. Sin embargo, el patrocinio de la música debió suponer un gasto excesivo para el conde, que dejó a su muerte una enorme deuda de 100.000 libras.
Las negociaciones con Haydn eran llevadas a cabo, a petición del conde d'Ogny, por Joseph Boulogne, Caballero de San Jorge, quien era el concertino de la orquesta de la Loge Olympique. Haydn recibió 25 luises de oro por cada sinfonía, más 5 luises por los derechos de publicación franceses; la suma era, aparentemente, muy satisfactoria para Haydn.
Acogida[editar]
De acuerdo con el compositor Luigi Cherubini, quien fue miembro de la orquesta, los mejores músicos de París ejecutaban en los estrenos de las sinfonías, que recibían con interés. Las obras eran también populares entre el público y la prensa, y pronto se publicaron en Londres y Viena, así como en París.
El crítico anónimo del periódico Mercure de France ensalzaba particularmente la habilidad de Haydn para escribir exposiciones «monotemáticas» en forma sonata:
Este gran genio, que en cada una de sus piezas sabe como diseñar desarrollos tan ricos y variados a partir de un único tema (sujeto) -muy distinto de esos compositores estériles que pasan constantemente de una idea a otra por no saber como presentar una misma idea de varias formas.
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