Lo que los mosaicos romanos revelan sobre el arte antiguo Mosaico de Bailarines Báquicos, Hatay, Turquía. Tiempo estimado de lectura: 6 minutos • Última actualización: 02.20.19 Los mosaicos romanos se componen de imágenes geométricas y de figuras creadas por arreglos de pequeñas piezas de piedra y vidrio. Las formas más tempranas de mosaicos grecorromanos fueron concebidas en Grecia a fines del siglo V aC Aunque los griegos refinaron el arte de los mosaicos figurativos incrustando guijarros en el mortero, los romanos ampliaron esta técnica establecida, usando teselas, cubos de piedra, cerámica, o vidrio: para formar diseños intrincados y coloridos. Hoy en día, estas obras ofrecen una imagen vívida de la antigua vida romana; un vistazo a las actividades cotidianas de una antigua civilización que incluyó concursos de gladiadores, deportes y agricultura, al mismo tiempo que sirve como documentación de artículos cotidianos como comida, ropa, herramientas y arm
Gaudí concibió la Sagrada Familia a partir de la tradición de las catedrales góticas y bizantinas. Con la arquitectura y la belleza del edificio quería expresar las creencias cristianas, y comunicar a todo el mundo el mensaje evangélico. Consiguió una simbiosis entre forma y simbolismo cristiano, con una peculiar arquitectura generada por estructuras, formas y geometrías nuevas pero de gran lógica e inspiradas en la naturaleza, con un importante protagonismo de la luz y del color.
ResponderEliminarEl significado de la Sagrada Familia se comunica con la forma y la expresividad de la arquitectura, de las imágenes y los conjuntos escultóricos.
Los diferentes elementos arquitectónicos tienen un simbolismo cristiano ordenado jerárquicamente. Así, cada una de las dieciocho torres tiene una dedicación. En el centro estará Jesucristo, y a su alrededor, las cuatro torres que representan los evangelios, los libros que explican la vida y las enseñanzas de Jesús. La torre sola del ábside, coronada por una estrella, representa a su madre, María, y las doce torres restantes representan a los doce apóstoles, testigos de sus palabras y gestos.
Se mire desde donde se mire, una vez acabadas estas dieciocho torres ofrecerán una visión extraordinaria y darán una sensación de elevación alrededor de la torre central, dedicada a Jesucris
La verticalidad, de hecho, es una de las características de la iglesia que propone Gaudí con el objetivo simbólico de elevarse hacia Dios: una forma de pirámide desde el exterior, una altura elevada en las naves y unos pináculos, en la cumbre de las torres, que parecen confundirse con el cielo.
En los portales de las fachadas se explican la vida y las enseñanzas de Jesús. Cada una representa uno de los tres momentos culminantes de su vida: su nacimiento, su pasión, muerte y resurrección, y su gloria, presente y futura. A medida que pasa el día, la luz solar subraya todavía más las características (generosas, armoniosas o dramáticas) de cada fachada
Gaudí indicó que la luz en el interior del templo debía ser armoniosa y resaltar la plasticidad de la nave, y que, sobre todo, tenía que inducir a la introspección y al recogimiento espiritual.
Las columnas arborescentes, además de su función estructural, reflejan la idea de Gaudí de que el interior del templo tenía que ser como un bosque que invitara a la oración, y que fuera adecuado para la celebración eucarística.
Para liberar de peso a los techos y aportar iluminación, proyectó en los espacios situados entre las columnas unos tragaluces o claraboyas, concebidos a partir de hiperboloides, construidos con piezas de vidrio doradas y verdes y con baldosas, por donde entra y se refleja la luz solar. Todos los vitrales del ábside siguen una degradación tonal que busca crear una atmósfera propicia a la introspección.
«La intimidad con la amplitud es la del bosque, que será el interior del templo de la Sagrada Familia». A. Gaudí
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«No hay que lamentar que yo no pueda acabar el templo. Yo me haré viejo, pero otros vendrán detrás mío. Lo que debe conservarse siempre es el espíritu de la obra, pero su vida tiene que depender de las generaciones que se la transmiten y con las cuales vive y se encarna.» A. Gaudí
En la época de Gaudí colaboraron con él muchos de sus discípulos y ayudantes, como por ejemplo Francesc Berenguer, Josep Maria Jujol, Josep Francesc Ràfols, Cèsar Martinell, Joan Bergós, Francesc Folguera, Josep Canaleta y Joan Rubió.
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