Lo que los mosaicos romanos revelan sobre el arte antiguo Mosaico de Bailarines Báquicos, Hatay, Turquía. Tiempo estimado de lectura: 6 minutos • Última actualización: 02.20.19 Los mosaicos romanos se componen de imágenes geométricas y de figuras creadas por arreglos de pequeñas piezas de piedra y vidrio. Las formas más tempranas de mosaicos grecorromanos fueron concebidas en Grecia a fines del siglo V aC Aunque los griegos refinaron el arte de los mosaicos figurativos incrustando guijarros en el mortero, los romanos ampliaron esta técnica establecida, usando teselas, cubos de piedra, cerámica, o vidrio: para formar diseños intrincados y coloridos. Hoy en día, estas obras ofrecen una imagen vívida de la antigua vida romana; un vistazo a las actividades cotidianas de una antigua civilización que incluyó concursos de gladiadores, deportes y agricultura, al mismo tiempo que sirve como documentación de artículos cotidianos como comida, ropa, herramientas y arm
Una exposición que por primera vez revela al público la figura de Alfredo Guttero en su doble dimensión de pintor y protagonista central en el armado del campo artístico local, durante las primeras décadas del siglo XX.
ResponderEliminarLa exposición se divide en dos partes. La primera reúne una selección de 40 obras realizadas por Guttero entre 1912 y 1932. Se trata de un conjunto de óleos y yesos cocidos que muestran los diferentes momentos de su trabajo, desarrollado tanto en la Argentina como en Europa, e incluyen múltiples temas: el retrato, el desnudo, las composiciones alegóricas, los paisajes urbanos y los temas religiosos.
La segunda parte busca reconstruir los aportes de Guttero como actor cultural a través de textos, revistas, postales, catálogos y un selecto conjunto de obras de otros veinte artistas que participaron de sus propuestas e iniciativas, tales como, Raquel Forner, Víctor Cunsolo, Lino Spilimbergo, Luis Falcini, Alfredo Bigatti, Pedro Figari, Xul Solar, Rafael Barradas, Miguel Victorica, Norah Borges y Horacio Coppola.
Coleccionismo y disputa con Antonio Berni
Dos ejes centrales de la presencia de Guttero en Buenos Aires –que se ven reflejados en esta exposición- fueron, por un lado, su relación con el nuevo coleccionismo de clase media porteño y, por otro, su polémica con otro protagonista “moderno”: Antonio Berni.
Uno de los cambios más relevantes de los años veinte fue el surgimiento de una clase media culta, profesional e independiente, que comenzó a consumir en el mercado artístico, interesándose por la pintura moderna, un ámbito del cual formaba parte Guttero así como también Figari, Victorica y Cunsolo.
Este movimiento coleccionista impulsó la creación de un espacio alternativo de circulación y difusión del arte local, liderado en sus comienzos por Atilio Larco y Constancio Fiorito.
Por otra parte, es importante destacar las disputas de la época al interior del grupo de artistas modernos. Aún cuando todos ellos se oponían al arte “oficial”, buscando anular los circuitos tradicionales de exhibición y proponer una nueva relación entre arte y público con nuevos temas y estilos -rompiendo así con la hegemonía del centro y con las pautas clásicas del consumo artístico porteño-, entre los mismos “renovadores” aparecieron diferentes posturas.
Antonio Berni, por ejemplo, acusaba al grupo nucleado alrededor de Guttero de ser artistas burgueses y reaccionarios, en oposición a su sector que representaría a “los artistas militantes de la revolución”. En este marco, Patricia Artundo ha propuesto la lectura de la obra Oda, de Guttero (1932) como una “respuesta pública” a la pieza Susana y el viejo, presentada por Berni unos meses antes en Amigos del Arte.
“Alfredo Guttero cerró una década que había estado marcada por la irrupción, desenvolvimiento y expansión de los movimientos de renovación artística y obligó con su acción a una redefinición de los criterios de homologación y a la convalidación de la existencia del movimiento moderno en nuestro país”, sugiere Artundo.
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