MARÍA MARTORELL-1909, PROVINCIA DE SALTA ARGENTINA, MURIÓ EN 2010 EN LA MISMA CIUDAD
Comentario sobreOndulante
A fines de los años cuarenta, la salteña María Martorell obtenía el premio en el Primer Salón Anual de Pintura de la provincia por un paisaje terroso, de colores sombríos, con árboles en primer plano (Tres árboles, 1948, Museo Provincial de Bellas Artes, Salta) que anuncian ya con sus ramas casi sin follaje el ritmo y el dominio de las direcciones que caracterizan su obra abstracta posterior.
Su llegada a la abstracción revela la circulación de ideas entre centro y periferia. La lectura atenta de la revista Ver y Estimar (1) fue el sedimento de sus viajes a Buenos Aires, de la aproximación a las divulgaciones y actividades de Jorge Romero Brest y de su radicación europea entre mediados de 1952 y fines de 1956, primero realizando estudios en Madrid y luego en París, donde sigue los cursos de Pierre Francastel y Paul Rivet. En su estadía europea comenzó el proceso de abstracción del paisaje, paso previo a su llegada pausada al geometrismo que le será característico. Las frecuentes visitas a la galería Denise René, centro del arte no figurativo de la posguerra, y el descubrimiento de la obra de Mondrian fueron definitorios para su cambio estético.
En 1963, por invitación de Romero Brest participó de la exposición Ocho artistas constructivos, que estaba integrada principalmente por los geométricos generativos (2). A fines de los años sesenta realizó un cambio definitorio: centrarse en la presentación de un movimiento continuo mediante bandas ondulantes de color; sin duda una evolución conceptual de su pintura de elipsis rítmicas ejecutadas desde 1962. Aunque en 1969 exploró la posibilidad de una ambientación lumínica que extendiera las bandas de color en el espacio, fue un acto circunstancial, del espíritu de época (3). Ondulante pertenece a este momento clave en la trayectoria de Martorell, cuando realizó algunas de sus obras más ambiciosas como la serie Ecko (Museo de Arte Moderno, Buenos Aires). Las resonancias musicales la acercan a las búsquedas que realizaba entonces Kazuya Sakai, más que la intención de encontrar una raíz americana de su pintura, lectura sugerida por sus tapices y los títulos de algunas de sus obras de los años cincuenta.Roberto Amigo
Su llegada a la abstracción revela la circulación de ideas entre centro y periferia. La lectura atenta de la revista Ver y Estimar (1) fue el sedimento de sus viajes a Buenos Aires, de la aproximación a las divulgaciones y actividades de Jorge Romero Brest y de su radicación europea entre mediados de 1952 y fines de 1956, primero realizando estudios en Madrid y luego en París, donde sigue los cursos de Pierre Francastel y Paul Rivet. En su estadía europea comenzó el proceso de abstracción del paisaje, paso previo a su llegada pausada al geometrismo que le será característico. Las frecuentes visitas a la galería Denise René, centro del arte no figurativo de la posguerra, y el descubrimiento de la obra de Mondrian fueron definitorios para su cambio estético.
En 1963, por invitación de Romero Brest participó de la exposición Ocho artistas constructivos, que estaba integrada principalmente por los geométricos generativos (2). A fines de los años sesenta realizó un cambio definitorio: centrarse en la presentación de un movimiento continuo mediante bandas ondulantes de color; sin duda una evolución conceptual de su pintura de elipsis rítmicas ejecutadas desde 1962. Aunque en 1969 exploró la posibilidad de una ambientación lumínica que extendiera las bandas de color en el espacio, fue un acto circunstancial, del espíritu de época (3). Ondulante pertenece a este momento clave en la trayectoria de Martorell, cuando realizó algunas de sus obras más ambiciosas como la serie Ecko (Museo de Arte Moderno, Buenos Aires). Las resonancias musicales la acercan a las búsquedas que realizaba entonces Kazuya Sakai, más que la intención de encontrar una raíz americana de su pintura, lectura sugerida por sus tapices y los títulos de algunas de sus obras de los años cincuenta.Roberto Amigo
Pintura Buenos Aires, 1927-2001
ResponderEliminarSu formación en la pintura fue autodidacta y, a pesar de haber desarrollado distintos estilos o tener diferentes etapas, su pintura se mantuvo principalmente en el llamado arte abstracto. Su producción temprana, a su regreso a Argentina en la década de 1950, estuvo influida por el arte concreto, en especial por Tomás Maldonado y Lidy Prati. Es en esta etapa de producción que se identifican en su pintura trazos vinculados a la caligrafía japonesa.
En 1958 expone por primera vez en la Galería Bonino de la capital argentina. Dos años después está presente en el Museo Nacional de las Bellas Artes de Argentina dentro de la exposición del Grupo de los Cinco al que pertenecen, además, Fernández Muro, Sara Grilo, Miguel Ocampo y Clorindo Testa.
En 1965, a su llegada a México, se vincula con la Generación de la Ruptura a través del Salón de Independientes organizado en 1968. Es durante su experiencia en México que el artista comienza su producción geometrista, estilo del que se considera precursor en este país.
"Kazuya Sakai no fue solamente un geometrista cabal, también incluyó en parte de su obra un suave enclave óptico y, en otra zona de su producción, una geometría lírica muy libre, que complejiza la estructura de cada cuadro. Esto en su obra más consolidada, porque primero, en una etapa muy temprana, emerge de un modo muy consolidad la caligrafía y lo gestual, mezclados con un sintético expresionismo abstracto y un incisivo informalismol Y en sus cuadros iniciales aparece una geometría de elegante, refinada precisión" - Lelia Driben, crítica e historiadora del arte1 .
Por su parte, el crítico Alberto Espinosa definía la obra de Sakai en 1981 de la forma siguiente6 :
Distanciado de la época regida por los contornos duros y el maskin tape en la que la mano ecléctica y sabia trazaba bandas y serpentinas silenciosas, un Sakai más desarrollado y maduro encuentra ahora, sondeando en su obra de 30 años atrás, sus mejores frutos líricos. Transformando las figuras naturales en siluetas geométricas cargadas de colores expansivos, sus cuadros parecen abarcarlo todo: arquitectura de la luz por donde navegan plácidas montañas que recuerdan la tradición del paisaje japonés, lagos o nubes dormidas enmarcadas en planos superpuestos; vistas sobras las que se vierten alternativamente las luminosas horas del amanecer y las melancólicas del crepúsculo.
[...]
Los espacios capitales en los que se ha formado la obra de Sakai pertenecen al dominio de la abstracción: lenguaje y morada de uno de los intentos más radicales y fructíferos por encontrar un sistema expresivo de nuestro tiempo. Y es que lo que palpita en el centro mismo de la estética abstracta, en su rechazo a la figuración, es un momento de autofundación; ruptura de la tradición que nace a su propia memoria examinando primero los elementos plásticos, las propias herramientas, para sacarles filo y hundirlas en el ojo a discreción.
Literatura
Dentro de las letras, Kazuya Sakai trabaja principalmente traduciendo obras del japonés al español, entre ellas destacan Kappa y Rashōmon de Ryunosuke Akutagawa, la novela histórica En el bosque de Ryunosoke Akutagawa, y el monólogo El abismo del tiempo, de Kobo Abe7 8 9 10 11 . En 1958 crea la colección Asoka de la Editorial Ashoka, especializada en obra de Tíbet, India, China y Japón..