PEDRO FIGARI, EL TANGO


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  1. El tango. Óleo de Pedro Figari (Uruguay, 1861-1938). El tango empieza como danza en las academias o milongas de las comunidades negras del Río de la Plata

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  2. Pedro Figari Solari (Montevideo, 29 de junio de 1861 - Ib., 24 de julio de 1938) fue un pintor, abogado, político, escritor y periodista uruguayo. Una de las figuras más destacadas de la pintura latinoamericana, caracterizado por su estilo propio y su voluntad americanista.


    Biografía
    Hijo de Juan Figari de Lázaro y Paula Solari, ambos inmigrantes italianos, Pedro Figari manifestó desde joven inclinaciones artísticas que postergó por sus estudios y actividades profesionales.

    En 1885 se recibió de Doctor en Jurisprudencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Se publicó su tesis de grado, Ley Agraria.1

    Al año siguiente se casó con María de Castro Caravia y viajó por primera vez a Europa. En 1887 nació su primera hija, Isabel, que fallece a poco tiempo de nacer y luego vendrán María Elena, Mercedes, María Margarita, María Delia, Juan Carlos, María Isabel, Emma y Pedro.2 A los 29 años asistió a clases de pintura con el maestro italiano Goffredo Sommavilla, pero no fue hasta 1918 que dio rienda a su vocación pictórica.

    En 1915, desde la dirección de la Escuela de Artes y Oficios, propuso nuevos talleres en régimen mixto, orientados a capacitar no solo en la técnica de los oficios sino a vincular la industria y el arte con una identidad americana, fomentando “la mentalidad nacional con criterio propio”.3 Su destacada labor como abogado, político, periodista, escritor, pedagogo y humanista hacen imposible disociar el contenido y la riqueza de sus pinturas de las demás facetas que nutrieron su acción y pensamiento.4

    Abogado y político[editar]
    es.wikipedia.org

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  3. Jueves 18 de setiembre de 2014
    El rapport entre Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899 – Ginebra 1986) y Pedro Figari surge en 1924, cuando ambos se conocieron en torno a la flamante revista Proa, que tendría al primero como fundador y al segundo como eventual colaborador. Fue Ricardo Güiraldes, el autor de Don Segundo Sombra, quien los presentó según una anécdota que el propio Borges refiere:

    “A mi me lo presentó Ricardo Güiraldes; él era abogado, tendría bien cumplidos los sesenta año, y creo que de golpe descubrió que podía pintar, y no dibujar, porque no sabía dibujar, dibujaba con pincel directamente. Y tomó yo creo que del libro Rosas y su tiempo, de (José María) Ramos Mejía, esos temas de negros y gauchos. Y Pablo Rojas Paz, dijo: ‘Figari, pintor de la memoria’, lo que me parece que está bien, porque lo que pinta es eso”. *

    Más allá de las arriesgadas conjeturas que el argentino lanza sobre las condiciones técnicas y las fuentes creativas de Figari, la anécdota es ilustrativa del fuerte impacto que causó en el ambiente porteño la figura del abogado mayor que se vuelca a los pinceles. También este párrafo funciona como un apretado resumen de las ideas que Borges desarrollará seis años más tarde en el ensayo que escribe por encargo de la editorial Alfa: el tema de la memoria en Figari, el supuesto origen argentino –o rioplatense– de la inspiración figariana, y cierta iluminación inesperada (“de golpe descubrió que podía pintar”) que proponde a una interpretación “lírica” de la obra de Figari.

    Pero las verdaderas afinidades entre Borges y Figari serán menos amistosas que artísticas. En efecto, hay puntos de contacto en la temática y en la poética del primer Borges, el de Luna de enfrente (1925) y el de Cuaderno San Martín (1929) con los cartones de Figari. Coinciden en temas (El compadrito, la muerte de Quiroga, los “bajos fondos”, entre otros) y formas de recrear el pasado fundacional eludiendo el “historicismo” y el “criollismo” propiamente dichos, lo que implica no incurrir en el estereotipo ni en el paternalismo ciudadano cuando se trata de tender una mirada pretérita hacia campo o hacia los sectores marginales de la sociedad.


    Tapa del libro

    Esta bella edición de “Figari, Nuevos valores plásticos de América” que se presenta en sala, contiene, además, un retrato xilográfico de Figari realizado por el grabador belga Víctor Delhez (Amberes, 1902 – Buenos Aires, 1985) que se radicara en Argentina hacia 1926. Este gran grabador llegó a compartir las salas de exposiciones de la Asociación de Amigos del Arte con Figari y no sería extraño que, mientras nuestro artista permanecía en la capital porteña (1921-1925), estrecharan un vínculo amical. Sin embargo, para esta estupenda estampa que realizara a principios del año 30, cuando Figari ya estaba en París, Delhez hubo de basarse en una fotografía de 1924: fue el primero de una larga lista de retratistas que reconoció las condiciones icónicas de dicha imagen fotográfica. La potenció con el encuadre reforzado y un empleo geométrico y depurado de las gubias. La precisión de las líneas en la frente, los meandros de la barba, la cuadrícula de la nariz y el desbaste triangular en las mejillas y la oreja, conforman una inolvidable sinopsis visual del rostro Figari.



    www.museofigari.gub.uy

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