15-MINUTOS DE "INTERRUPCIÓN" EN LA BIENAL DE ESTAMBUL
Plan de Bienal de Estambul Artistas 15-Minute "Interrupción" 01 DE SEPTIEMBRE 2015 Bienal de Estambul de Carolyn Christov-Bakargiev abre esta semana, y un grupo de artistas tienen la intención de infundir la abertura con un reconocimiento de la reciente agitación política que aflige a la minoría kurda de Turquía. Una carta enviada esta mañana a todos los participantes bienales "proponer [s] que todos suspendemos presentación de nuestros trabajos durante 15 minutos durante la inauguración de la Bienal" en reconocimiento a la ruptura violenta en las conversaciones de paz entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el gobierno de Turquía en las últimas semanas. Firmado por participante bienal basado en Mardin Pelin Tan y su Colectivo ArtikIsler, junto con el editor de artista y e-flux Anton Vidokle, la misiva pretende infundir un sentido de urgencia en lo que ya es un programa bienal políticamente sensible. "Con Anton, pens...
La casa, es el primer universo de la cotidianeidad, pero se proyecta como un auténtico "microcosmos": una unidad de imagen y recuerdo. Su funcionalidad reside en que sirve como detonante del proceso de reminiscencia. En este sentido, Bachelard, destaca la importancia de las grandes imágenes simples, como la casa, y ello porque fomentan el fenómeno de liberación poética pura.
ResponderEliminarEs el lugar de temores y resguardo. La casa es el primer espacio donde somos y el cual queremos recordar por el resto de nuestra vida, llena la imaginación de experiencias, vivencias que transforman y perduran en la memoria. Espacio que proporciona una imaginación que sobrepasa la realidad. Es un universo en el mejor rincón del mundo, donde se construye el ser.
Al respecto el autor comenta: "si de una casa se hace un poema, no es raro que las más intensas emociones vengan a despertarnos, de nuestros sueños conceptuales y de nuestras geometrías utilitarias" [1]. Es entonces la casa, lugar de cobijo, de soledad y de encuentro, de ensueños y realidades, recuerdos y vivencias, es nuestro espacio, sus muros significan más que protección. Se vuelven parte de nosotros.
Haciendo ya consciente al lector que el espacio más que físico, es un creador de imágenes poéticas, un universo libre, genuino, lleno de sentimientos; estos capítulos son una breve introducción a los apartados sucesivos. Dando así un primer acercamiento hacia la imagen poética, creada gracias a la imaginación.
Dentro del capítulo 3, el autor esboza una fenomenología de las imágenes poéticas del secreto, usando en su lenguaje metáforas como lo son: el cajón, los cofres y los armarios. En este capítulo se destaca la reducción de la metáfora poética a su mera funcionalidad. Pero estos objetos pueden proyectarse más allá de su función, y esto sucede cuando opera desde ellos la reflexión, una dicotomía inseparable de; "secreto/descubrimiento". Para el filósofo el secreto conlleva el ensueño de la intimidad, al descubrirse individualmente el ser en lo más profundo de él, y ya que se conoce, supone que el descubrimiento es la apertura, como acto original y creativo. Es ese resultado de tan íntima conexión.
En las páginas de: "el nido, la concha y los rincones"; bajo un lenguaje literario, poético y metafórico, el autor hace referencia a tópicos tan importantes como: la seguridad, la construcción propia del ser y el reconocimiento de cada individuo dentro de su espacio. Como sus líneas lo dicen "El nido como toda imagen de reposo, de tranquilidad, se asocia inmediatamente a la imagen de la casa más sencilla" [2]. Y páginas más adelante lo reafirma; "Nido, concha, dos grandes imágenes que repercuten en sus ensueños. El principio de los ensueños que acogen tales leyendas rebasa la experiencia" [3].
En el capítulo séptimo: "la miniatura" el filósofo identifica a la miniatura como un "albergue de la grandeza", la llegada a esa intimidad que contiene toda la grandeza del ser", como ese umbral que el habitante atraviesa para pasar de un espacio que ve, a un espacio que vive. La miniatura hace soñar, y el tiempo comienza a medirse por intensidad, no por duración. Hace una reflexión acerca de que para poder vivir y encontrar dicha miniatura, hay que saber observar las pequeñas sutilezas y para tal acción es necesario abrir la mente y el corazón. Sin prisa, despacio y lentamente.
Durante todo el capítulo nos va llevando hasta el siguiente: "la inmensidad intima", donde nos relata acerca del resultado de la conexión del ser con esa miniatura, de ese descubrimiento que realiza al saber leer su mundo, y no es más que la inmensidad propia; y es dicha inmensidad interior la que da significado a nuestro mundo exterior. Como lo afirma textualmente "un espacio inmenso mantiene una relación más íntima de lo pequeño y grande. El alma encuentra en un objeto el nido de la inmensidad" . Y es en la inmensidad donde se descubre la intensidad del ser íntimo.
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